Fuente: El Nacional (Venezuela)
Si la
rutina electoral se cumple, el próximo domingo te tocaría ir a votar en las
elecciones locales en las que has pensado no participar. Tratar de convencerte
de que sí lo hagas, te resultará ya un fastidio (amigos, familiares y
activistas deben habértelo pedido en innumerables ocasiones). Igual resulta una
pesadez para cualquiera tratar de persuadirte de que votes (de hecho, el primer
impulso de un persona sensata, después de 15 años de lo mismo, es no insistir
con alguien como tú), pero algo muy profundo, uno de esos códigos inscritos en
la nuez genética, impulsa a intentarlo.
Entiendo
que la situación no es tratar de convencerte de que este gobierno no sirve. Eso
se percibe y es evidente en todos y cada uno de los actos de nuestra vida,
incluidos los más íntimos (esto último, por si estás por esa edad que los
gringos llaman “silver” y sin que haya razones orgánicas últimamente has tenido
que doblar la dosis de sildenafilo o, si eres del otro género, usar una
gelatina más densa). Nuestro desacuerdo radica entonces en lo que debemos hacer
para sacudirnos esta ya larga tragedia.
Comienzo
por advertirte que si eres uno de esos tipos que dice que nunca votan porque
los políticos no sirven y tus principios éticos no te lo permiten, lo mejor es
que no sigas leyendo esta carta. Tu caso es de psiquiatra, sufres del síndrome
de superioridad ética intelectualizado (o sea, eres un bolsa que no tiene cura
porque siempre encontrarás una razón para ubicarte por encima de los tipos sin
principios que sí votan).
Tampoco
te interesará leer esto si eres de los abstencionistas calculadores políticos.
Por ejemplo, eres elector de Caracas-Libertador, y no votas por Ismael García
porque es un recién llegado y porque ganó las primarias con amaños. A
diferencia tuya, que formas parte de un grupo que de verdad sí va a rescatar a
Caracas, pero después de regalarle a Jorge Rodríguez tres años más, cuando haya
nuevas elecciones y los caraqueños se hayan dado cuenta de que los buenos son
tú y los tuyos. Si ese es tu caso, lee hasta aquí.
Si eres
de aquellos opositores twitteros que aseguran que por esta vía, el voto, no
vamos a lograr nada y que deberíamos hacer como los ucranianos (antes como los
egipcios, sirios, libios…), que sí son arrechos de verdad. Que a votar no te
convoquen, que tú lo que quieres es formar parte de una revuelta popular y
sumarte a una oposición cuatriboleada, hermano, quédate allí tranquilito y dale
clavo a ese Iphone de última generación, twittea que algo queda.
Si eres
de aquellos que piensas abstenerte porque estas elecciones no te parecen
importantes, debo decirte que estás en lo cierto. No son importantes, van más
allá, son vitales. Estas elecciones son no solo para escoger a las autoridades
locales sino además una gran ocasión para demostrar, ahora que el autoritarismo
y la estupidez aprietan, que somos mayoría quienes nos oponemos a Maduro y su
cúpula podrida (que él llama comando político-militar de la revolución, pero
que en realidad es un aluvión de corruptos y mercenarios). Derrotarlos el 8-D
abre un abanico de opciones políticas que ahora no se tienen a mano. Pero esto
tú lo sabes, conoces el argumento, así que no te dejes dominar por la apatía y
ve a votar.
Finalmente,
si eres un opositor de esos que ha votado en todas, has marchado, firmaste por
los referendos contra “el eterno”, te botaron del trabajo por estar en la
infausta “lista de Tascón” y sientes que ya todo se perdió, entonces esto es
contigo.
A todos
nos asalta a veces la desesperanza y cuando eso ocurre el remedio, inténtalo,
es pensar en los otros opositores. En aquellos que por dedicarse a luchar
contra este régimen, o simplemente por cumplir con su deber, están o han estado
en prisión (como Simonovis, Afiuni, los policías metropolitanos…) o en el
exilio. Recuerda a los diputados que han sido golpeados, vejados y son objeto
de juicios espurios para privarlos de su curul. Piensa en quienes han entregado
sus vidas (¿te acuerdas de Franklin Brito?) o en quienes la exponen a diario
por defender los puntos de vista de gente como nosotros.
Piensa en
Capriles, López y María Corina, líderes valientes que no arrugan ante nada ni
nadie. Piensa en alcaldes como Ledezma, Ocariz, Blyde, Eveling Trejo, Graterón
y otros que han sido objeto de increíbles abusos y amenazas sin romperse.
Después de haberlos pensado quizás concluyas que sería una gran falta de
solidaridad y entereza no facilitarles su heroica tarea, no acompañarlos desde
la relativa facilidad de la nuestra. Por ellos todos, levántate, vamos a votar
el 8-D con la tarjeta de la Unidad.
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