Por: Freddy Carquez
Fuente: El Nacional
La afirmación
del ciudadano Ramón Guillermo Aveledo en la prensa del domingo 22 de diciembre
“La Unidad no puede ser un matrimonio por conveniencia”, apunta a la principal
debilidad del proyecto político y electoral que conocemos como la Mesa de la
Unidad Democrática.
Dificultad
cuyos efectos se hicieron muy visibles en el tránsito a las elecciones
municipales, cuando el comportamiento democratizador acordado para escoger la
candidatura presidencial, de gobernadores y acaldes se congela, ignorando el
deber de concluirlo en las elecciones municipales, al escoger también mediante
consulta abierta a los abanderados a concejales.
¿Y cuáles
fueron sus negativas consecuencias?, entre otras, faltar a la promesa empeñada
con nuestra población, por enésima vez la cúpula partidista mintió y quedó al
mismo nivel de comportamiento autoritario que la jerarquía del PSUV; pero
además y quizás lo más importante, el “proyecto unitario” renunció a la
incorporación combatiente de varios centenares venezolanos que se consideraban
y se siguen considerando serios aspirantes a representar a sus vecinos.
Ramón Guillermo, darle la espalda al proceso democratizador en la construcción de las representaciones político-electorales al nivel de las comunidades (concejales), utilizando el mecanismo architradicional de repartírselo utilizando los resultados electorales nacionales como la referencia, sigue siendo un grosero irrespeto al contenido de las consultas y a la soberanía popular.
Ramón Guillermo, darle la espalda al proceso democratizador en la construcción de las representaciones político-electorales al nivel de las comunidades (concejales), utilizando el mecanismo architradicional de repartírselo utilizando los resultados electorales nacionales como la referencia, sigue siendo un grosero irrespeto al contenido de las consultas y a la soberanía popular.
Porque estamos hablando de representantes y áreas de desempeño completamente diferentes a la nacionales, que también debemos proteger y desarrollar en franco beneficio de los intereses económicos, sociales y políticos de los “ciudadanos de a pie”, de los que aún están y seguirán muy lejos de Caracas, de Miraflores, de los poderes públicos, de los medios de comunicación y de los partidos políticos.
Y ahí están
los resultados electorales Ramón, el proyecto nacional no creció, pero sí
creció el liderazgo municipal, porque no era correcto participar de la convocatoria
polarizante, semejante conducta solo les servía al gobierno y a unos cuantos
apresurados y oportunistas electoreros, para la oposición democrática y social
el objetivo ha debido ser volcarse con todas sus capacidades en los municipios.
Un segundo aspecto importante del debate electoral nacional, regional y municipal, está dado a mi entender por los contenidos económicos y sociales, porque son ellos además del derechos políticos, la otra cara de la moneda de nuestra convivencia como seres humanos civilizados y por lo tanto con permanentes aspiraciones de progreso y bienestar, derechos muy claros y concretos de un mundo mejor, “ahora en la tierra como en el cielo”.
Un segundo aspecto importante del debate electoral nacional, regional y municipal, está dado a mi entender por los contenidos económicos y sociales, porque son ellos además del derechos políticos, la otra cara de la moneda de nuestra convivencia como seres humanos civilizados y por lo tanto con permanentes aspiraciones de progreso y bienestar, derechos muy claros y concretos de un mundo mejor, “ahora en la tierra como en el cielo”.
Debemos
recordar en forma permanente, al estilo de “pepe grillo”, que es casi imposible
ser elector efectivo con hambre, enfermo o sin casa, mucho menos acosado por el
hampa o matraqueado por los cuerpos de seguridad, aspectos sustanciales a tomar
muy en cuenta para construir una plataforma auténticamente popular, que
conquiste apoyo efectivo y lealtad política en la sociedad empobrecida.
Es indiscutible que debe construirse una vasta red que conduzca la actividad opositora, pero definitivamente debe ser profundamente democrática y seriamente comprometida con las demandas sociales, en la cual se encuentren como iguales las organizaciones partidistas, las organizaciones independientes, los grupos de opinión, las representaciones autónomas sindicales, gremiales y comunitarias, empresariales, científico-técnicas y culturales.
Es indiscutible que debe construirse una vasta red que conduzca la actividad opositora, pero definitivamente debe ser profundamente democrática y seriamente comprometida con las demandas sociales, en la cual se encuentren como iguales las organizaciones partidistas, las organizaciones independientes, los grupos de opinión, las representaciones autónomas sindicales, gremiales y comunitarias, empresariales, científico-técnicas y culturales.
Solo así
podremos contribuir a superar la desconfianza en las consultas electorales, hoy
fatigadas, porque continuar ignorando o descalificando el fenómeno
abstencionista es un error importante, su continuidad y crecimiento apunta a
sectores de la población que han perdido su confianza en la utilidad de los
votos, tendencia que el gobierno estimula a diario para debilitar la
resistencia a sus empobrecedoras políticas.
Por lo que
nuestra inteligente y combativa respuesta debe ser la de desarrollar aún más
los mecanismos e iniciativas de participación democrática, el activismo
electoral debe dejar de ser una forma privilegiada de vida y convertirse en un
deber y en un compromiso constante con la comunidad, necesitamos que la calidad
ética y política de nuestros parlamentarios crezca, dejando en manos de la
sociedad quienes deben representarla.
Es muy obvio
que el abuso de poder, el obsceno ventajismo presidencial y la complicidad del
CNE, se han podido identificar con mayor firmeza asumiendo la consulta municipal como la tarea principal,
pero esos objetivos exigían en serio apoyarse en la comunidad, educándola y
movilizándola, dejando de lado la pretensión hegemónica, superando el
sectarismo de los partidos que se agrupan en la MUD y derrotando a los
vividores y oportunistas.