6 de mayo de 2015

VENEZOLANOS NO VEN LAS PROTESTAS COMO UN MECANISMO FRENTE AL DESCONTENTO.



Fuente: El Universal



Los venezolanos no están contentos con la situación del país. Ocho de cada diez consultados en la última encuesta de Datanálisis califican de “negativa” la coyuntura actual. Pero este año, a diferencia de 2014, no parece que el descontento se vaya a materializar en forma de protestas ni se vislumbra claramente en qué se traducirá ese malestar que reflejan todas las encuestas.

Datos recolectados por Datanálisis señalan que 77% de los venezolanos no tienen ninguna intención de participar en protestas pacíficas, mientras que 88% rechaza participar en manifestaciones con barricadas (guarimbas).

“En Venezuela hay en estos momentos una situación que algunas personas llaman de pasividad. Porque en realidad la crisis económica es tan severa que  uno podría  esperar que la población estuviera exigiendo que le resolvieran sus problemas”, afirmó el presidente de Datanálisis, Luis Vicente León.

Para el economista y profesor universitario pueden existir varios motivos para que esto ocurra, entre los que cita: la criminalización de la protesta; el miedo a la represión, luego de los sucesos de 2014,  y la frustración de sentir que no se logran los objetivos, aunque en el pasado la protesta haya servido para conseguir reivindicaciones salariales e incluso políticas, como fue el caso del decreto 1.011 del ministerio de Educación, que tuvo que ser anulado luego de la presión social que se generó.

Aquí ya pasó algo

Aunque la mayoría de los venezolanos no se sienten motivados a manifestar en las calles, son muchos los que ante la situación económica afirman que  “aquí tiene que pasar algo”. Así lo relata la socióloga y profesora universitaria Genny Zúñiga quien considera que la ruptura social que los venezolanos están esperando ya ocurrió, sólo que no fue la esperada por muchos.

“Nosotros creemos en el colectivo, en el imaginario que es posible que pase algo. Eso que pensamos, cuando lo imaginamos en realidad, es un estallido social, un brote de desorden social”, afirmó. La socióloga explica que detrás de este pensamiento está la memoria histórica del Caracazo, hecho que el venezolano asocia a la disconformidad ante ajustes económicos.

Zúñiga agrega que tal quiebre en el orden social ya ocurrió, y no fue generado por protestas o explosiones sociales.  “Si tu tienes a una buena parte de los ciudadanos del país en condiciones de desventaja en el tema de la vivienda, en  el tema de los ingresos, en el tema del empleo -porque no tienen empleos de calidad porque no ganan lo suficiente-  eso ya significa un quiebre social, no hace falta una revuelta”, explicó la socióloga quien participó en el estudio sobre condiciones de vida del venezolano del 2014, realizado por la Universidad Católica Andrés Bello, la Universidad Central de Venezuela y la Universidad Simón Bolívar .

Zúñiga afirma que esta situación mantiene a la población “anestesiada” buscando la satisfacción de sus necesidades básicas para sobrevivir, mientras que otro tanto de la población hace planes para emigrar.

Canalizar el descontento

Para Luis Vicente León existe una diferencia entre el hecho de no querer manifestar y la pasividad de la ciudadanía.

“Que tu no salgas a la calle a protestar no significa que seas pasivo. Tú puedes estar drenando tu energía hacia otro lado. Si la gente estuviera brindando apoyo político hacia los líderes de la oposición para ganar una elección parlamentaria eso no sería pasividad, eso sería una acción política”, afirmó el economista.

De la misma opinión es Zúñiga quien considera que una buena forma de canalizar el deseo de la población de que “aquí pase algo” puede ser a través de las elecciones Parlamentarias.
 
De hecho, Datanálisis señala que 70% de la población está dispuesta en participar en los comicios, la cifra se acerca mucho al 77% que manifestó no estar interesado en salir a la calle a protestar.

El economista agrega, sin embargo, que esta forma de participación también está debilitada. “La gente está más preocupada por su día a día, por comprar comida, por resolver el problema de las medicinas o por como consigue una escuela, que por exigir los cambios que el país requiere para mejorar su vida”, afirmó.

Destacó que muchos creen que la caída de la popularidad del Gobierno se traducirá de forma natural en un incremento de votos por la oposición. Y aunque afirma que si puede haber una buena cantidad de votos en contra del gobierno, quedará en manos de la oposición el capitalizar o no “ese campo fértil” de gente que no se siente atendida por la oferta política.