Fuente: Nuevo Herald
La
oposición venezolana parece estar atravesando simultáneamente por su mejor y
peor
momento, con el oficialista régimen de Nicolás Maduro tambaleándose bajo
una crisis de legitimidad y los efectos de una economía en bancarrota, pero con
un liderazgo que
comienza a ser cuestionado por su pasividad y por tratar al chavismo como si
compitiera dentro de una democracia suiza.
Analistas consultados dijeron que un número cada vez mayor de voces han comenzado a cuestionar la estrategia adoptada por el candidato opositor Henrique Capriles ante la impugnación de los resultados electorales del 14 de abril, señalando que la negativa del dirigente de protestar en la calle el robo de la elección dio tiempo para que la comunidad internacional se acostumbrara a ver a Nicolás Maduro en el poder
Capriles
ha explicado que su negativa se debe al deseo de evitar choques violentos que
podrían haber dejado decenas de muertos.
No
obstante, otros lo ven como un incumplimiento por parte del joven
dirigente del papel histórico que le tocaba jugar, bajo el argumento de que una eventual
victoria electoral en Venezuela, contra un régimen autoritario que solo cree en
el uso de las instituciones democráticas como una falsa coartada, implicaba la
adopción de una mayor firmeza para hacer respetar la voluntad popular.
“Cuando
uno asume un compromiso de ese nivel, se debe estar dispuesto a darlo todo,
incluso la vida”, comentó el asesor político Esteban Gerbasi.
“Henrique demostró que no estaba a la altura
de las circunstancias. Ganó las elecciones y no supo cómo asumirlo”, agregó.
Según
Gerbasi, la lucha contra el régimen bolivariano controlado desde La Habana por
los hermanos Castro requiere de ese tipo de compromiso.
“No
se puede tratar la lucha por el poder en Venezuela como si se tratase de una
democracia europea. En el país lo que hay es un régimen totalitario, controlado
por otro régimen totalitario que tiene más de cinco décadas de experiencia en
la represión y el control social”, comentó Gerbasi.
Funcionarios
del gobierno venezolano no estuvieron disponibles ésta semana para conversar
sobre las acusaciones de autoritarismo y sus vinculaciones con el régimen de
Raúl Castro
Los
cuestionamientos a Capriles son formulados en momentos en que la impugnación
introducida por Capriles de los resultados electorales ante las cortes
chavistas parece haber llegado a un punto muerto, bajo la mirada indolente de
la comunidad internacional.
La
reciente decisión de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia
(TSJ) de quitarle la impugnación a la Sala Electoral la impugnación es un paso
acelerar el proceso de pronunciarse en contra de la oposición, explicó el
analista e investigador Antonio De La Cruz.
“[Con la
decisión], la Sala Constitucional podrá empaquetar los seis procesos en uno, y
darle una sola sentencia bajo la racionalidad de que el Poder Electoral
determinó que la auditoria había ratificado los resultados electorales del
pasado 14 de Abril”, dijo De La Cruz, al enfatizar que Maduro se muestra
ansioso de cerrar el capitulo electoral para poner así fin a las acusaciones de
que se robó las elecciones.
“Erradicar
los procesos introducidos por Capriles ante la Sala Electoral del TSJ a la Sala
Constitucional le permitiría al gobierno de Maduro resolver la situación de
ilegitimidad de origen”, sostuvo.
Una
decisión del TSJ, agrupación que es controlada totalmente por el chavismo,
podría fin a la impugnación electoral, lo que dejaría a la oposición venezolana
acudiendo a las esferas internacionales para tratar de obtener algún tipo de
respaldo simbólico.
No
obstante, la crisis de legitimidad no es el único dolor de cabeza que aqueja a
Maduro, quien sucedió al fallecido Hugo
Chávez a la cabeza de la “revolución bolivariana” para enfrentar una larga
hilera de problemas.
El mayor
de ellos reside en el gradual colapso de la economía venezolana, provocada por
14 años de políticas hostiles al empresariado que han destruido el aparato
productivo generando escasez y miseria en el país con las mayores reservas
petroleras del mundo.
Y son
precisamente esas contradicciones provocadas por los fracasos del chavismo lo
que lleva a muchos analistas a concluir que el régimen de Maduro tiene sus días
contados, incluso aún ante la esperada negativa a la impugnación.
“Aquí
en Venezuela lo que está planteado es un reventón”, comentó el asesor político
Orlando Viera-Blanco.
“En
Venezuela no hay papel higiénico, en Venezuela no hay dólares, en Venezuela el
[tipo de cambio] paralelo está en 35 bolívares, la inflación está acabando con el
bolsillo de la gente, no hay empleo estable, y a esto hay que agregarle el
aderezo de entre 20,000 y 25,000 muertos al años [ha manos del hampa]”, explicó
Viera-Blanco.
Es una
situación que es insostenible y que podría provocar un estallido social que no
estaría necesariamente protagonizado por los millones de electores que votaron
a favor de Capriles en abril.
“Aquí
puede venir un reventón inclusive de la propia sociedad de los más desposeídos,
quienes tradicionalmente han pagado los platos rotos, que son los pobres, que
podrían estar atravesando en este momento por un momento de decepción y hasta
de duda respecto a la capacidad del señor Maduro, o de la revolución, o del
partido de gobierno, para seguir regentando los destinos del país”, señaló.
Pero si
bien el chavismo parece tener en este momento las fuerzas de la historia en su
contra, también es cierto que es mucho el camino que le queda andar a la
oposición para poder posicionarse en las preferencias de aquellos sectores de
la población que tradicionalmente han respaldado al oficialismo.
Viera-Blanco
defiende a Capriles señalando que su actuación ha sido responsable en un juego
donde su espacio de maniobra es bastante limitado y donde la oposición, pese a
haberse convertido ya en la primera opción electoral en Venezuela, aún no
cuenta con estructuras sólidas dentro de cada una de las comunidades
venezolanas para ayudar a activar a la ciudadanía.
“Para uno
activar un proceso de base, uno tiene que crear redes. Eso ciertamente es una
tarea que la oposición debe ir perfeccionando, y creo que Capriles está
tratando de hacerlo en este momento. El sigue recorriendo el país”, comentó el
asesor político.
“La
oposición debe dejarse de patinar en el tema electoral y concentrarse en la
realización de un trabajo político que genere reflexión, que vaya más allá de
la campaña electoral y que comience a activar no solo a los distintos actores
del poder, sino a la ciudadanía”, agregó.
Ese
trabajo de “anclaje político” es necesario para poder terminar de pasar el capítulo
que el chavismo, y la activación política debe ser asumida por cada uno de los
ciudadanos deseosos de ver un cambio en el país, independientemente de lo que
haga el liderazgo político.
“Esto no está
en lo electoral. No vamos a tener
salidas electorales en Venezuela. Y creo que esa es una preocupación que no
solamente se agota en los actores políticos, y en el líder político, sino que
también requiere de una reflexión profunda de la sociedad venezolana, y de una
activación de cada uno de sus ciudadanos”, dijo.