¿Se va a quedar con la pelota en la mano?
En beisbol se queda
con la pelota en la mano, el jugador que no se decide adonde tirarla y,
por consiguiente, todos los corredores se embasan y hasta anotan carrera. Es lo que le puede pasar a Capriles si no actúa pronto. No espere más. Decídase que sólo le queda la salida 23-Enero para poner out a El Ilegítimo.
por consiguiente, todos los corredores se embasan y hasta anotan carrera. Es lo que le puede pasar a Capriles si no actúa pronto. No espere más. Decídase que sólo le queda la salida 23-Enero para poner out a El Ilegítimo.
La oposición
mediática/electorera ha sido derrotada. Su estrategia de ganar espacios ha
resultado un fracaso. Los ha ido perdiendo uno tras otro. El CNE está
totalmente dominado por la tiranía, a la cual reviste de apariencia de
legitimidad. De veintitrés gobernadores sólo quedan tres de oposición. De
centenares de alcaldías sólo quedan unas pocas. En la Asamblea los diputados de
oposición sólo hacen presencia testimonial llevando golpes. La Contraloría, la
Fiscalía y la Defensoría están en poder del enemigo. El TSJ igual. Los
Tribunales metidos en una sola línea. El Alto Mando Militar cuadrado. La OEA,
UNASUR y MERCOSUR comprados. La radio bajo el control del gobierno. La tv peor,
porque han tomado Globovisión. Con la compra de la Cadena Capriles, que ya
manejaban, inician el mismo proceso con la prensa. En cualquier momento
adquieren o asaltan los escasos periódicos independientes que aún quedan. Ahora
van por las universidades autónomas, a las que seguirán las privadas.
Con la estrategia
mediática/electorera no se han ganado espacios. Al contrario, se han ido
perdiendo. Porque esa estrategia partió de un error elemental: legitimar el
fraude electoral reconociendo el resultado. Este error explica que, siendo
mayoría los demócratas desde el principio, la tiranía comunista siga en pie. Y,
desde luego, explica que esa mayoría demócrata haya consentido en votar, una y
otra vez, aún sabiendo que la llevaban a un matadero con el cuento de los
espacios, pero en verdad con la esperanza de que surgiera algo o alguien que
diese un vuelco a la situación. Ese algo o ese alguien tenía que ser un
disidente de la oposición mediática/electorera que de pronto hiciese un viraje.
No podía ser de otro modo, porque la oposición radical estaba censurada en los
medios audiovisuales y execrada por no seguir la línea oficial.
Pareció el 14-A que
ese alguien sería Capriles porque, para sorpresa general, denunció el fraude y
desconoció el resultado electoral. Entonces se tuvo la impresión de que esta
vez tomaríamos, en condiciones muy favorables, el exitoso “camino peruano” que
condujo a la caída de Fujimori. Había dado Capriles los dos primeros pasos:
agitar precisando que la lucha es por la liberación nacional de Venezuela sometida
a Cuba, de la cual es títere el gobierno que se dice venezolano, y luego
deslegitimar al elegido por fraude calificándolo de ilegítimo. Faltaría
únicamente el desenlace con acciones de calle, aprovechando la coyuntura de la
crisis económica: inflación, devaluación, escasez, desempleo, salario de
hambre, más inseguridad. Aquí se detuvo sin dar el paso que procedía a
continuación. El tiempo se le ha ido en recursos ante el CNE y el TSJ, cuyas
decisiones se saben de antemano. Serán a favor de El Ilegítimo. Mientras tanto,
la calle está desierta y el ambiente se enfría. Ir después a las instancias
internacionales carece de sentido. Nadie nos va a resolver nuestros problemas.
Debemos hacerlo nosotros. Ya lo ha dicho Insulza: ningún miembro de la OEA ha
planteado el caso de Venezuela. Entonces allí no está la solución. Nunca lo ha
estado.
Seguir, como
alternativa, la estrategia de Gandhi sería otro error. Gandhi no era
venezolano. Fue un producto de la cultura asiática, muy diferente a la latina y
sobre todo a la hispanoamericana. Nuestra idiosincrasia no se ajusta a una
estrategia al estilo de Gandhi. Lo que procede, visto que no se completó el
“camino peruano” con acciones sucesivas de calle, es tomar la senda de algo ya
probado en la historia nacional: el 23-Enero-58. ¿Cómo? Ya lo adelanté en mi
artículo: El fin de la oposición mediática.
Hay que tener claro
que esto se decidirá con el concurso de militares. Con mayor razón porque la
tarea fundamental es liberarnos de Cuba. Se me dice: estos militares están comprados.
Les contesto: nunca han dejado de estarlo porque todos los gobiernos buscan
comprar a militares, pero lo sucedido en el 58 y en 2002 confirma que los
militares se suman a los civiles cuando éstos toman la calle. Pero para tomar
la calle, hay que prepararse como lo señala cualquier manual de lucha contra
las tiranías, cuya lectura recomiendo a los universitarios.
Ante la indecisión de
Capriles, no hay quien le grite hacia dónde debe tirar la pelota?