Fuente: El País
El fenómeno de los combatientes
extranjeros sigue su expansión. Más de 25.000 personas de 100 nacionalidades
diferentes combaten bajo las siglas del Estado Islámico (EI) y de Al Qaeda,
según un informe de Naciones
Unidas al que ha tenido acceso este jueves la agencia AP y que recoge
Reuters. Según sus datos, el número de foráneos enrolados en grupos yihadistas
se ha disparado un 71% desde mediados de 2014. El ascenso es aún más
brusco respecto a la cifra de principios de la década, cuando solo había unos
pocos miles de combatientes extranjeros en el frente. "El flujo es mayor
que nunca y ha aumentado con fuerza en los últimos tres años", añade el
documento, remitido el mes pasado al Consejo de
Seguridad.
"Aquellos que comen juntos y
se convierten en amigos, acaban combatiendo juntos", afirman los técnicos
de Naciones Unidas en el informe. La ONU señala a dos países como
"verdaderas escuelas" de combatientes: Siria e Irak. Entre ambos suman
20.000 combatientes extranjeros en sus fronteras, que acaban luchando en las
filas del EI y del frente de Al-Nusra. "Miles de ellos viajaron a
Siria y a Irak, donde viven y trabajan en una verdadera escuela de extremistas,
como lo fue Afganistán en la década de los 90".
En este último país, el número de
combatientes activos ascendía, en marzo, hasta los 6.500. Varios millares de
extranjeros se encuentran, también, en países como Yemen y Pakistán. Los
técnicos de la ONU prestan especial atención a otro importante centro de
entrenamiento que en los últimos meses ha perdido fuerza: Libia.
Naciones Unidas llama la atención sobre el creciente número de países
emisores de combatientes: lo que en la década de los noventa era un pequeño
grupo de Estados se ha convertido en más de un centenar, más de la mitad del
total mundial. Algunos de ellos, según el informe, nunca antes habían tenido
vínculos con grupos asociados a Al Qaeda o al EI.
El estudio se refiere a cuatro
países como los principales focos emisores: Túnez, Marruecos, Francia y Rusia.
Y cita a otros cuatro en los que la emisión de combatientes ha crecido con
fuerza: Maldivas, Finlandia y Trinidad y Tobago. Varios países del África
subsahariana que Naciones Unidas no identifica se han sumado, en el último año,
en emisores.
En el último recuento, el Consejo
Europeo cuantificaba en 3.000 los combatientes originarios de
países de la UE. La Oficina Europea de Policía (Europol), eleva esta
cifra hasta las 15.000 personas. La CIA corrobora, por su parte, que el mayor reclutamiento de
extranjeros ha engrosado las filas del EI hasta los 31.500 combatientes.
La ONU subraya que, en un mundo
globalizado, las posibilidades de que un ciudadano de cualquier procedencia se
convierta en víctima de un ataque cometido por un combatiente extranjero
"sigue creciendo". Particularmente, añade, "en el caso de
atentados cometidos en hoteles y otros espacios públicos". Ante esta nueva
realidad, los expertos recuerdan que uno de los objetivos de los terroristas es
lograr un "pánico generalizado" e inciden en que la respuesta debe
ser "medida, efectiva y proporcionada".
Los técnicos recalcan que la mejor
política para acabar con este fenómeno es evitar la radicalización, el
reclutamiento y el traslado de los futuros combatientes. También apelan a la
cooperación de los servicios de inteligencia y ponen como ejemplo de buenas
prácticas la lista de alerta de puesta en marcha por Turquía, un punto de
tránsito clave hacia Irak y Siria.
El análisis nace de una petición del Consejo de Seguridad en septiembre pasado, que buscaba
conocer de primera mano el alcance de este nuevo fenómeno transfronterizo del
que se han nutrido, fundamentalmente, las filas del EI.
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