Por: José Rafael López
Padrino
Fuente: Soberania.org
El Socialismo del
siglo XXI se trata de un proyecto explotador burgués-militarizado, pero con una
falaz retórica socialista-bolivariana
La charlatanería política y
los remedos ideológicos se han impuesto en nuestra América Latina.
Numerosos movimientos o partidos políticos que han ejercido funciones de poder
o todavía lo ejercen se han autocalificado de “socialistas”. Sin embargo, sus gestiones de gobierno han
sido totalmente contrarias a los postulados que dicen representar.
Los casos más emblemáticos de estas adulteraciones y falsificaciones
ideológicas en Latinoamérica han sido los regímenes de Juan Domingo Perón en
Argentina, el de Juan Velasco Alvarado en Perú, el de Getulio Vargas en Brasil,
el de Juan José Torres en Bolivia en el siglo pasado. Habría que añadir a esta lista de
truhanes ideológicos los nombres de Evo Morales en Bolivia, Rafael Correa en
Ecuador, Daniel Ortega en Nicaragua y del fallecido comandante galáctico.
El proyecto bonapartista del fenecido tte. coronel representa un
excelente ejemplo de esta grotesca falsificación filosófica. Impostura
ideológica donde el vocablo socialista carece de su connotación
contrahegemónica y se convierte en una herramienta destinada a embaucar a las
masas de trabajadores y explotados. Llama
poderosamente la atención de que se hable del “socialismo del siglo XXI” y no en el siglo XXI. La propuesta del
tte. coronel es un “socialismo diferenciado”, desarticulado históricamente
del pasado y sin vinculación alguna con los planteamientos y las luchas
socialistas del siglo XIX y las experiencias históricas del siglo XX. Se trata de un proyecto
explotador burgués-militarizado, pero con una falaz retórica
socialista-bolivariana.
La propuesta del socialismo del siglo XXI, es una verdadera colcha de
retazos ideológicos en la cual se trata de integrar propuestas francamente
antagónicas. Es una vulgar copia de viejas y desactualizadas consignas,
aderezada con los dislates del “comandante eterno”. Por ejemplo, el sujeto
social del planteamiento socialfascista no son los trabajadores, como sería lo
propio de un movimiento verdaderamente socialista, sino el lumpen-proletario,
conglomerado social formado por desclasados y que por su alto grado de
alienación carecen totalmente de una conciencia revolucionaria (La Ideología
Alemana, Marx y Engels, 1845).
La puesta en práctica de la propuesta socialfascista del tte. coronel,
lejos de impulsar una nueva estructura económica y social está permitiendo el
surgimiento de un viejo Capitalismo de Estado profundamente centralista y
autoritario, promocionado falsamente como socialismo. El proyecto hegemónico capitalista no
se ha debilitado, sino por el contrario se ha reforzado con el surgimiento de
nuevos actores sociales (la boliburguesía).
En efecto, la pobreza y la exclusión se han
incrementado, el desempleo, el subempleo la tercerización laboral se han
acrecentado, los trabajadores carecen de seguridad social, con la mayoría de
sus contractos colectivos vencidos, y la inflación y la especulación carcomen
sus bajos salarios, males que son propios del capitalismo explotador. Las formas de producción
estimuladas por el régimen (cooperativas, fundos zamoranos, unidades de
producción socialista, etc.) no han tenido incidencia real en el cambio de las
relaciones de producción, pero sí han profundizado la precarización laboral
propia del neoliberalismo.
Basta ya de falsificaciones ideológicas y de manipulaciones del
imaginario contrahegemónico por parte de estos malandrines ideológicos en su
intento por maquillar su despreciable proyecto cuartelario. El tan cacareado
socialismo bolivariano no es otra cosa que un intento de sustituir el
socialismo democrático y libertario con un supuesto socialismo destinado a
gustar y alagar al gran capital y a la boliburguesía.
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