Fuente: Hispanos Report
“El imperio de la multitud no es menos tiránico que
el de un hombre solo, y esta tiranía es tanto más cruel cuanto que no hay
monstruo más terrible, que esa fiera que toma la forma y nombre del pueblo”-
Marco Tulio Cicerón
En Venezuela hemos tenido la desagradable
oportunidad de presenciar, en asiento de primera fila, el fenómeno de la
llamada “Democracia Totalitaria” , el cual fuera descrito por pensadores de la
talla de Hayek y Talmon, pero que hasta la llegada del Socialismo del Siglo
XXI, no se había mostrado por estas latitudes, con toda su crudeza en la
realidad. Muchos despistados cuando escuchan hablar del totalitarismo en
Venezuela, exclaman: “Pero allá siempre están celebrando elecciones!”. Esto es
cierto, pero esos procesos electorales amañados y avalados por el
colaboracionismo “opositor”, es lo que permite a los autoritarios, mostrar al
mundo una cara democrática, mientras suprime derechos fundamentales a los
ciudadanos.
Las elecciones no son los elementos que definen si
se vive o no dentro de un sistema democrático. Líderes de los regímenes
totalitarios más sanguinarios como Hitler y Mussolini, ascendieron al poder por
ese medio, pero luego sometieron a sus ciudadanos a férreas dictaduras e
instauraron la figura del partido hegemónico para el control, regulación y
conculcación de todas las libertades, haciendo del Estado y sus recursos un
instrumento de sus proyectos políticos. En Venezuela el poder judicial
venezolano, ha sido virtualmente secuestrado por una mafia que pregona la
construcción del Socialismo del Siglo XXI. Montesquieu debió revolcarse en su
tumba ante las expresiones de la ex-presidente del Tribunal Supremo de Justicia
(TSJ) de ese país, Luisa Estela Morales quien abogó abiertamente por reformar la
Carta Magna para suprimir el principio de división de los Poderes Públicos, por
considerar que el mismo“debilita al Estado”.
En los sistemas de democracia totalitaria, el
término “pueblo” es abusado, usado y movilizado en acciones plebiscitarias,
para perpetuar a la élite en el poder, aduciendo el interés colectivo. Ese dios
“pueblo” ahora es manipulado desde los inconstitucionales Consejos Comunales y
fascistas milicias bolivarianas coordinadas por las llamadas Regiones
Estratégicas de Defensa Integral, que borrarán del mapa a los organismos
tradicionales de la democracia, más cercanos a la gente como lo son las
alcaldías y concejalías.
El interés supremo del “pueblo” y el “Bien Común”
siempre son invocados por los seudo demócratas para instaurar sus hegemonías,
en todas y cada una de las actividades sociales. De esto no escapa nada. De
hecho, invocando esos intereses difusos, se instauró en Venezuela la llamada
hegemonía comunicacional, la cual secuestra el espectro radioeléctrico, suprime
la prensa escrita y condiciona los contenidos audiovisuales, vulnerando los
derechos de los individuos a la libre escogencia de los programas que los
ciudadanos desean ver y oír.
Uno de los analistas políticos más avezados
venezolanos, alguna vez dijo que algunos dirigentes necesitaban burdel
político, debido a la falta de experimentación y excesiva inocencia para
interactuar en las lides políticas de estos tiempos y para afrontar estos
modelos engañosos y letales para la libertad. Los políticos deben comenzar a llamar
las cosas por su nombre. Sin dudas el Socialismo del Siglo XXI no es otra cosa
que la deformación aberrante de la democracia. Un esperpento engañoso, oxímoron
trágico del tiempo en que se vive la política latinoamericana. Esto es:La
DEMOCRACIA TOTALITARIA!
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