Por: Luis Vicente León
Fuente: El Universal (Venezuela)
Vamos hacia un país más primitivo, en el que la concentración de poder se agudiza
La palabra que mejor
describe la situación venezolana es: "incertidumbre". Las visiones
diversas que tienen los analistas, especialistas, periodistas, políticos y
taxistas (parece que toda buena conversación comienza con un comentario sobre
lo que te dijo un taxista) son una demostración de eso.
En el medio de la
confusión, aumentan las presiones para responder las preguntas que nos
acoquinan: ¿Hacia dónde vamos? ¿Está cerca el final del conflicto? ¿Puede haber
un cambio en breve? ¿Se podrá seguir viviendo aquí?
Y a uno le provoca responder, con la mayor sinceridad: "Y que voy a saber yo. ¿Acaso me has visto cara de astrólogo?".
Y a uno le provoca responder, con la mayor sinceridad: "Y que voy a saber yo. ¿Acaso me has visto cara de astrólogo?".
Pero no. Lamentablemente
esa salida no es aceptable en mi profesión. En el caso de los clientes, no
están esperando realmente que sepas cómo se desenvolverán los acontecimientos.
Simplemente buscan una opinión lógica y experimentada que les ayude a tomar
decisiones racionales y si al final explota el "Black Swan", ese
evento impredecible que cambia la historia, siempre tendrán a quien echarle la
culpa del error de proyección.
En el caso de la calle, el
tema es más complejo. Está el señor que te aborda en el aeropuerto, con cara de
angustia por lo que está pasando y, luego de hacer una apología a tu trabajo y
tu "acertadísimo" criterio, espera de ti una respuesta. Y si ésta no
es alineada con lo que él piensa, te mira extrañado, se despide fríamente y va
con su mujer al asiento mientras le dice: "yo siempre he sabido que ese
bicho es un farsante, vendido". O la señora en el pasillo del
supermercado, que agarra al adolescente que lleva arreado para que le cargue el
carrito y te lo muestra diciéndote: "¿y qué va a ser de estos muchachos.
Les están siquitrillando su futuro, que luce más negro que Kunta Kinte"
(ajá, si tienes menos de 40 años y nunca viste Raíces, estás poniendo la misma
cara que el carajito mirando a la mamá con ceño de: ¿qué se fumó esta
loca"?
Pero la peor es la
periodista que te pregunta en vivo desde Miami más o menos cuántas horas le
quedan a Maduro y si puedes comentarle cuál es el diseñador favorito de la
lideresa sustituta o de la primera dama esperada para ir mandando un paparazzi
a Madison con 56 en espera de una exclusiva.
Pues bien, ya que insisten,
independiente del elevado riesgo de error, aquí les respondo, sin anestesia, ni
garantía.
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