Fuente: www.Aporrea.org
Solo un día después de las elecciones
municipales del 8D podrá saberse con transparencia el papel político electoral
que graficarán los artistas escogidos por la revolución para cargos de
representación popular. Es un reto riesgoso para los estrategas de la
revolución que ese resultado no les sea favorable. En los últimos 50 años, las
incursiones faranduleras en la política venezolana se remontan a los años
setenta cuando Néstor Zavarce, el famoso “pajaro Choguí” fuera electo diputado
en planchas adecas, convirtiéndose por un periodo en un silente parlamentario
relegado a organizar los saraos que AD en cada “romería” de septiembre
realizaba. Renny Ottolina a mediados de los setenta intentó penetrar los
laberintos politiqueros con ofrecimientos conservadores de tintes excluyentes y
racistoides, siendo desmantelado por la maraña adeco-copeyana y posteriormente
perecería en un accidente aéreo de extrañas proporciones. Después vino Mirla
Castellanos, aplastantemente derrotada en Baruta por un copeyano malasangre.
Lila que no pasó de dos o tres lloriqueos. Ivonne Attas que a pesar de ganar
una alcaldía, su fracaso en la ejecutoria fue estruendoso. Marta Olivo, aquella
“Malula” de Radiorochela, quien en las planchas lusinchistas obtuvo una curul
municipal en Caracas, sin más connotación que el ridículo político. Y Fabiola
Colmenares en Vargas, con un sentimiento antichavista de rencores insondables,
tan solo puede hoy exhibir sus exuberantes formas corporales y sensuales
maneras de expresión erótica. Solo con Pedro Lander, un actor de carácter que
incursionó en política en las filas de la revolución se ha visto algunos
resultados positivos que justificarían a medias, el apoyo que como cheque en
blanco la revolución diera. De todas maneras hay mucho diputado dizque afecto a
la revolución, que les sobreviene un dolor
de cabeza profundo al intentar hilar ideas en defensa de la revolución
chavista. Ahora les toca turno a Winston Vallenilla y al potro
cantante-pelotero. Muchas dudas se presentan en estas incursiones cargadas de
rémoras históricas. Muy mal quedarían las estrategias política electorales de
la revolución si fracasaren estas
opciones en lugares tan vitales como Petare y Puerto La Cruz. Y la reedición de
Malula, les haría mohines de burlas babiecas, a quienes no miran la historia para tomar decisiones trascendentales.
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