Por:
Jose Domingo Blanco (Mingo)
Llevo días revisando materiales que llegaron a mis manos a través de
distintas fuentes y medios. Al verlos, me generan asombro y preocupación. Como
la consternación que me causó este martes Tibisay Lucena cuando, en cadena
nacional, se dirigió a los venezolanos para ofrecer los resultados de lo que
ellos llaman "auditoría", a pesar de que lo que hicieron fue una
verificación de datos; y esto, obviamente, es muy distinto a una verdadera
auditoría. Es capcioso que, antes de esta cadena del Poder Electoral, en una
rueda de prensa Tibisay vetara al colega de El Universal, Eugenio Martínez,
quien publicó datos de cómo los fallecidos habían votado en las elecciones de
2010 y 2012; incluso, que en mesas con 100% de participación se encontraran
difuntos inscritos. Peor aún, otros datos que reviso dan cuenta de cómo en las
presidenciales del 7 de octubre sufragaron 90 muertos, según el cruce
comparativo entre los resultados de mesas con 100% de participación y reportes
del INE.
La situación es tan absurda que un periódico publicó la imaginaria
reflexión de un fallecido que decía: "Yo viví toda la vida en Caricuao y
voté en Caricuao; pero resulta que ahora desde aquí, desde el más allá, voto en
La Bombilla, en Morón, en Los Teques...". A los venezolanos no nos queda otra
que apelar al chiste para digerir informaciones como éstas a las que se les
suman noticias espeluznantes que relatan cómo las captahuellas no evitan que se
vote dos veces. Es decir, no hay garantía del principio elemental de "un
elector, un voto" porque resulta que en las presidenciales del 7-O, 3,4
millones de votantes ejercieron su derecho aun cuando la máquina no le
reconoció la huella o ésta no coincidió con las almacenadas. ¡Una verdadera
locura!
No entiendo cómo la oposición de la MUD -la cual creo hay que
diferenciar de la oposición del país- llame a participar y a votar masivamente
para seguir en esta guachafita; desconociendo así, de nuevo, la naturaleza del
régimen. Esta ambigüedad hace que la oposición país desconfíe de la oposición
MUD y desconfíe de Capriles como el supuesto máximo líder de la oposición
partidista-electorera.
Razón pudiera tener la gente que se pregunta cómo Capriles dice en unos
escenarios que no reconoce e impugna los resultados de las elecciones y,
después, aun conociendo la trampa jaula que monta el CNE, cuando apenas el
régimen le pauta un nuevo careo electoral, sin mayores consideraciones, llama a
su gente al despeñadero; es decir, igualito a votar ¡otra vez!Pareciera que
está claro para la oposición país, no para la oposición MUD, que Capriles no
demuestra consistencia, ni una estrategia exitosa de confrontación y ofensiva.
Sentimos a un Capriles un tanto extraviado con respecto de lo que pudiera estar
pasando en el sentir de los venezolanos que no están con este régimen. Ya son
15 años de ejecución del libreto cubano lleno de violencia verbal,
autoritarismo, inyecciones de miedo, potes de humo, de elevadas dosis de
desesperanza e incertidumbre que han hecho mella en la gente.
Ir a elecciones nuevamente, repitiendo el mismo discurso de que "de
esto se sale con votos", desmotiva a la gran mayoría que lo ha seguido en
elecciones anteriores. La oposición país, a diferencia de la oposición MUD,
tiene que pelear en la calle su victoria como poder popular que es.
A todas estas, los cubanos se dan el lujo de llamar al botón a Diosdado
para que les garantice la permanencia de Nicolás en la Presidencia de Venecuba,
como tilda a nuestro país un colega articulista. ¿Hasta cuándo vamos a permitir
la injerencia cubana? Porque esto es una evidente demostración de que nuestra
soberanía se vulneró. Y para completar, el tenebroso José Vicente Rangel -quien
sabe muy bien que este gobierno está más débil que nunca- para evitar el
empujón que pudiera dar la oposición país, y no la oposición MUD, sale a decir
que ¡la oposición compró unos aviones de guerra!
No terminamos de entender por qué Capriles no pauta acciones de calle.
¿Por qué elude el conflicto de calle? Hemos visto a un Capriles candidato que,
a toda costa, prefiere ceder antes que confrontar. Y si cree lo que dice con
respecto al resultado electoral, debería comportarse como ganador. Es más, no
sólo decirlo: debe actuar como tal. Con convicción, para que todos le creamos.
Al mismo tiempo, tener una estrategia que desnude a Maduro como usurpador.
Capriles, si es que ganó, debería hacerle un llamado a la FAN, que tiene
el deber constitucional de sacar del país a los invasores cubanos, insistir en
que aquí hay un régimen totalitario y que, junto con el Poder Popular, se debe
restablecer la democracia. Capriles debería emprender una cruzada para salir de
la quejadera y pasar a la crítica constructiva porque la oposición país, y no
la oposición MUD, está demandando compromiso, más resultados, fuera del
efectismo de aparecer en medios o hacer bulla en redes sociales. El tiempo
apremia.
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